Un día, un momento, una reacción inesperada. Alguien rompió mi rutina diaria cuando de repente salieron de su boca una cantidad de sandeces sobre mi persona. Prejuicios sin sentido, unas etiquetas mal clasificadas. En ese momento surgió algo que no pensé que podía salir sólo por dejar entrar en mis oídos esas palabras malsonantes. Empecé a sentir como mis pulmones cada vez se hacían más y más pequeños, como si alguien estuviera agarrándolos con una fuerza brutal. Mi garganta se cerraba sin dejar paso al aire, tuve la sensación de que se me abrían los ojos como platos y el corazón parecía salir de mi cuerpo golpeando mi pecho a la velocidad de la luz. Era un ataque de ansiedad.
La ansiedad me persiguió. Un túnel, es mi único recuerdo. Oscuridad, coches a mi alrededor, un lugar sin salida, un momento que nunca llegaba, esa luz que nadie quiere ver era la que yo quería. Llevaba enganchadas miles de etiquetas en mi y había provocado estrés, fobias, agobios, cada etiqueta estaba reflejada en miedos.
Dando a entender que cuando alguien nos etiqueta, nos juzga, nos discrimina por aquello que somos, en ese mismo momento nos está quitando parte del aire que respiramos, ese aire que es nuestra vida.
En ese momento me di cuenta de cuantas personas estaban sintiendo lo mismo que yo y que a la vez nosotros mismos provocamos en los demás. Así que el objetivo se convirtió en poder activar esa conciencia que todos tenemos para dejar de herirnos constantemente.
Es un libro dedicado a todo aquel que quiera leerlo, un libro sin tabúes. No sé si será mejor o peor que otros libros, solo sé que contiene partes muy íntimas de personas desconocidas que decidieron abrirse para contribuir con esta reivindicación social.